No hace mucho pasé una mañana de lo más agradable tomando sol en la    playa de Isla Verde, experiencia nada espectacular de por sí, pero que a la vez me agradó muchísimo, y tras el trajín diario, fue diferente. Ese día por la tarde iba a visitar a unos parientes que hacía tiempito no veía y, por alguna razón se me ocurrió que debía compartir con ellos la historia del disfrute de la mañana en la playa, tomando sol, rodeada de arena y apreciando el vaivén de las olas. Después de todo, eso es lo que hacen los turistas.  Llegué a casa de mis parientes para ponchar con ellos un rato y hablar,  claro de los mismos cuentos familiares de siempre. Y como siempre, ¡PÁKATA!  las preguntas de los $64,000...¿te vas a ir a trabajar a Nueva York?...¿así que te dejaste del tipo aquel?. Entonces, yo que vengo de lo más relajada, contenta por la experiencia playera de la mañana, me encuentro con que hay toda una agenda establecida en este cuestionario trillado.  La comidita fue fabulosa, y aparte del interrogatorio, también la visita no fue algo de todos los días. Pero, loca como soy, me quedo pensando en la  ofuscación de esta gente con las preguntas de siempre. ¡Menos mal que esta vez no me dijeron que estaba hecha una gringa! (Whatever that means!)...¿Por qué la fijación en lo que uno hace o deja de hacer?

Varias respuestas se me ocurrieron:
      A) Que de verdad quieren saber si con los viajes a otros lugares uno se va 
"agringando" (whatever that means) o "extranjerizando", o...  ¡desboricuándose! Dios mío, confieso que suena raro y mal, pero estamos tratando de entender lo que pasa en las cabezas de estas personas.
      B) Que lo que más les preocupa es que al no haber boda a los 25 años, se    me  va a hacer difícil encontrar un "buen proveedor".
      C) Que de hecho, hay otras opciones en la vida aparte de ser ama de casa.
      D) Que de hecho, tras saber que hay otras opciones, la susodicha (yo, como  muchas y muchos puertorriqueños y no puertorriqueños) se lanza hacia el 
riesgo de que la tilden de "gringa".
      E) Que funcionando bajo los miedos sociales infundidos y perpetuados por 
instituciones educativas, religiosas, culturales y propagandísticas, no se permiten la libertad de cuestionar esas clasificaciones rígidas y muchas veces opresivas de (líbranos Señor de todos los males) "lo que se debe ser/ lo que se debe hacer"...por eso quien lo hace, quien dice...¡un momentito!, es raro, muy raro.
Es frustrante. Quisiera sentarme a hablar tranquila y pausadamente con ellos y ofrecerles mi perspectiva, pero ante el interrogatorio de siempre, parece que entro a un campo de batalla. Entonces, claro, por eso es tan maravilloso pasar una mañana feliz en la playa sin mayores complicaciones.
 
 

Susanna Esther Solares tiene un bachillerato en Sicología e Historia fel Arte. Sus intereses son la música y la política, no para practicarlos activamente, pero para comentarlos desde su apartamento en Nueva York.